Estilo arquitectónico.
Romanticismo nacional.
Aunque la obra de Aalto no puede incluirse en esta categoría, el Romanticismo nacional, nacido como movimiento social en 1891 en reacción a los dominios sueco y ruso, marcaba aún la arquitectura y el ámbito académico finlandés en su época de estudiante. La arquitectura finlandesa asociada al movimiento buscó referencias nacionales en la cultura medieval. Gracias a esto se recuperaron los materiales tradicionales: madera, piedra y ladrillo. Otras artes se vieron afectadas, ejemplos son la música (Jean Sibelius) y la pintura (Akseli Gallen-Kallela). Ejemplo de arquitecto romántico nacionalista fue Lars Sonck, por quien Aalto sintió admiración en su juventud. Su influencia quedó patente en la iglesia de Mikaelinkkirko (Turku, finalizada en 1905), cuyo concurso ganó siendo estudiante, realizada en estilo neogótico y construida en piedra.
Según avanzaban los primeros años del siglo XX, sin embargo,
los arquitectos finlandeses diversificaron sus influencias y el Romanticismo
nacional perdió adeptos al igual que lo hicieron las corrientes asociadas de su
época, como el Art Nouveau belga y el Modernismo español.
Clasicismo nórdico.
Recién iniciada la segunda década del XX el Clasicismo caló con fuerza entre los países del norte de Europa. Los ojos se volvieron a Italia una vez más en la historia del arte. El mismo Aalto estudió y escribió sobre el país tras visitarlo con su esposa. Esta corriente fue la dominante en los últimos años como estudiante del arquitecto y en los primeros como profesional, lo que seguramente le dotó de las referencias clásicas que pueden encontrarse en su obra. Varias de sus primeras obras revelan la influencia de esta corriente, especialmente influido por Gunnar Asplund, principal arquitecto clásico sueco de la época.
Racionalismo
En los años 1920 los escandinavos se interesaron por los
principios funcionalistas, la estética industrial, las superficies puras, la
independencia de la estructura respecto de los cerramientos y la tabiquería, la
vivienda mínima, la vivienda colectiva, la zonificación, etc. En esos años, en
los que viaja mucho por Europa, Alvar Aalto se interesó más por los elementos
sociales y culturales que brindaban las nuevas vanguardias, en especial en
cuanto a la vivienda, convertida en centro de la arquitectura, que por sus
posibilidades de producción en serie. En esa época está activo publicando
artículos sobre arquitectura y participando en los Congresos Internacionales de
Arquitectura Moderna, comprometido con el Movimiento Moderno, hasta los
primeros años 1930. En 1924, con la Casa para obreros, pierde la simetría, recurso
clásico no deseado por la mayoría de los modernos. Sin embargo, su racionalismo
aún era algo tímido en las obras que realizó entre 1927 y 1929, cuando ya se
había desapegado del Clasicismo Nórdico. Su primer edificio considerado como
plenamente moderno fue el proyectado para el periódico Turum Sanomat en Turku.
Acentos personales.
Una serie de obras realizadas más allá de 1930, entre las
cuales sobresale Villa Mairea (1937), marcan una nueva fase en la obra de Alvar
Aalto, en la que su arquitectura moderna pierde su pureza para enriquercerse
con giros propios, quizá influidos por el superado romanticismo. A esta etapa
pertenece también, entre otros, el Pabellón para la Feria Mundial de Nueva York
(1939).
Organicismo.
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